martes, 10 de abril de 2012

Pasar la voz

Desde El Tono de la Voz avisan que esta semana en La Habana durante la Semana de Cine Iraní pasarán la película de un cineasta que se encuentra cumpliendo una condena de seis años de prisión por motivos políticos, una muestra más del espíritu de tolerancia y reconciliación que embarga al gobierno iraní: guardan al hombre pero sacan a pasear sus películas. Para que después no digan. Apenas evitarán advertir sobre la actual situación domiciliaria del director. Hasta nuestros ayatolas deberían de aprender de aquellos. Copio abajo los párrafos de ETDLV y un trozo de un documental sobre el cineasta:

A saber, que el programa de proyección de esta Semana de Cine Iraní en La Habana contiene un elemento desasosegante. Quien repase la nómina de películas descubrirá ahí El globo blanco, el espléndido debut cinematográfico de Jafar Panahi.


De Jafar Panahi.

Jafar Panahi.

¿Ya se ubicaron?

El 20 de diciembre de 2010 Jafar Panahi fue condenado por un tribunal de Teherán a 6 años de cárcel y 20 de inhabilitación para hacer cine, viajar al extranjero o conceder entrevistas.

La condena siguió a sucesivas detenciones —la primera cuando acudió al funeral de Neda, la joven asesinada por las milicias basiyi, cuya agonía dio la vuelta al mundo—, a huelgas de hambre, a un extraordinario movimiento de solidaridad mundial, a llamamientos desde la prisión que aparecieron en los principales periódicos del mundo.

Jafar Panahi vive hoy recluido y tiene prohibido empuñar arma tan peligrosa como una cámara de cine durante los próximos 20 —¡VEINTE!— años. En This is not a film (2011), una no-película, se narra su vida de confinamiento, su dolor por que se le haya negado la posibilidad de ser un artista.

Ahora, pregúntense qué hace Jafar Panahi “visitando” La Habana como si fuera un cineasta iraní más y cómo verá el público su película. ¿Explicará alguien que se trata de un artista asesinado como tal por el régimen iraní? Porque, oigan, ¿desde cuándo un régimen -desde el soviético en adelante…- incluye a un intelectual condenado por atentar “contra la seguridad del Estado” en una acción de proyección de la cultura en el exterior? ¿Tan seguros están los programadores iraníes de que Cuba es un país que vive de espaldas al mundo y que, por lo mismo, la inclusión de Panahi en esa Semana pasará desapercibida?

Una siniestra visita, por lo menos. La de un hombre que quiso ser libre y está pagando el precio de su insolencia, mientras lo utiliza en su favor el Estado que lo silenció. Nadie se lo dirá allí al público cubano. Corran la voz.
Fragmento de This is not a film:

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